Todas las decisiones que están tomando, tanto el Gobierno de Rajoy como el de Fabra y también los alcaldes del PP, están condicionadas por el calendario electoral de 2015. Hasta ahora, han podido cometer toda clase de despropósitos, de recortes, de reformas injustas, de copagos, de incumplimientos de promesas electorales y de decisiones que solo empobrecían a los currantes, a los parados, a los dependientes, a los desahuciados y a los funcionarios. En una palabra, han reducido a la mínima expresión los servicios públicos y el Estado del Bienestar. Durante varios años nos han castigado eliminado derechos, reduciendo prestaciones, aplicándonos impuestos, obligándonos con copagos, reduciendo nuestro poder adquisitivo y dejándonos tirados sobre el jergón de paja de los servicios sociales y sin el colchón igualitario de los servicios públicos, universales y gratuitos, con los cuales compensábamos nuestros reducidos salarios y nuestro raquítico subsidio del desempleo. Las universidades pierden alumnos, la sanidad reduce sus efectivos, los colegios masifican las aulas, los dependientes se curan milagrosamente para no pagarles, el subsidio del paro no llega amuchas familias y la renta mínima garantizada no cubre a los más necesitados. Todo esto ha sido el azote de la mayoría de los ciudadanos durante el mandato de Fabra y de Rajoy. Y ahora, a pocos meses de las elecciones autonómicas y municipales, para evitar también el descalabro de las generales, todo cambia de repente: Hay que democratizar la elección de alcaldes por si perdemos votos, hay que reducir diputados por si nos castigan en las urnas, hay que hacer creer que les bajamos los impuestos para que la clase media no nos olvide, hay que favorecer a las organizaciones privadas de enseñanza para asegurar su voto, hay que dar las prestaciones a los dependientes, aunque sea tarde y rebajadas, para que se contenten con algo. Pero ¿Recuperaremos antes de las elecciones todo lo perdido? Aquí lo tenemos aún peor porque la caja valenciana está vacía, aunque los buches de los de siempre están a rebosar. Pero, ¿Recuperaremos los valencianos todos los derechos perdidos? Porque eso fue lo que prometieron para que no votáramos al puño con la rosa. ¿Serán estas promesas electorales como las azules gaviotas que se alejaron por el horizonte una vez en el poder? ¿Se irán a otros mares en busca de mayores rendimientos en inversiones especulativas financieras y de la paz de los paraísos fiscales? Esta es la imagen. Mientras nos divertimos con el "caloret", no penamos que podemos volver a convertirnos en la carnaza para los mamíferos hambrientos de beneficios, ni en las víctimas de las aves de rapiña que hacen sus nidos, despojando a los de abajo de lo más necesario, aunque para ello deban disfrazarse de más democráticos, de más austeros y de aparentar que no tienen nada que ver con quienes dejaron nuestra tierra como una costa después de un naufragio, desolada, arruinada y dominada por un fuerte hedor a podrido por la corrupción.
Xavier Cantera